El chico de la foto siete, me recuerda a un chaval que se ofreció en Punta Cana para ser mi guía y mi asistente durante mis vacaciones. Le ofrecí unas monedas más a cambio de que me hiciera durante las vacaciones un servicio completo, él aceptó. Recuerdo que era muy delgado con nalgas pequeñas y muy prietas, lo mal que lo pasaba cuando le clavaba mi poderosa herramienta. Pero cuando dilataba, se retorcia como una anguila de placer.
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El chico de la foto siete, me recuerda a un chaval que se ofreció en Punta Cana para ser mi guía y mi asistente durante mis vacaciones. Le ofrecí unas monedas más a cambio de que me hiciera durante las vacaciones un servicio completo, él aceptó. Recuerdo que era muy delgado con nalgas pequeñas y muy prietas, lo mal que lo pasaba cuando le clavaba mi poderosa herramienta. Pero cuando dilataba, se retorcia como una anguila de placer.
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